¿Cómo y cuándo comenzó en el mundo del vino? Era el año 2002 cuando fundé mi propia bodega Artcava con un proyecto diferente, una bodega nacida y focalizada en el turismo del vino. A partir de aquí, he estado relacionado con las patronales, fui gerente de INNOVI (Clúster Catalán de Innovación del sector del vino). Actualmente estoy entre dos aguas: el vino y el turismo.
¿Nos podría contar alguna anécdota?
En 2003, en los inicios de mi bodega, salimos en la prensa comarcal, ya que el nuestro era un proyecto diferente. Los titulares decían: “Nace Artcava, la primera bodega donde podrás hacer tu propio cava”. El sector más clasicista del cava nos denunció y amenazó, advirtiéndonos que quién éramos nosotros para explicar los secretos del cava a la gente. Nos auguraron pocos años de vida, y aquí estamos en 2012, con un proyecto aún único, reconocido en la comarca y referente del turismo del vino.
¿Cómo entiende usted el mundo del vino?
Por un lado, es muy complejo, clasicista en muchos sentidos, con falta de formación empresarial, y poca visión estratégica y de comunidad. Aún se hacen vinos como los quiere el enólogo y no como los quiere el mercado, no se escuchan las necesidades del consumidor. No obstante, no somos un sector viciado, ni apalancado, ni especulador, lo que nos ha ayudado a mantener un sector que no ha sufrido en exceso la coyuntura actual. Tampoco entiendo el mundo del vino sin el turismo. El enoturismo ya forma parte del mundo del vino, y es una oportunidad bonísima, sostenible, social, que te permite fidelizar clientes, captar nuevos, darte a conocer, en fin, acercar el vino al consumidor.
Según su opinión, ¿qué nuevos mercados hay que explorar?
En primer lugar, hay que explorar y explotar todo el mercado interior, donde aún queda mucho por hacer. Después hay mercados como los de Oriente Próximo, África Central y Sur, y sobre todo, el mercado norteamericano. Pero de nada sirve explorar nuevos mercados, si no sabemos posicionar nuestros vinos y cavas.
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